Verano en familia: conversaciones, lecturas y hábitos que dejan huella
Termina el curso, por fin. Han sido meses largos, intensos, con momentos muy buenos, otros más cuesta arriba, aprendizajes dentro y fuera del aula, cansancio acumulado… y ahora llega algo muy esperado: tiempo.
Tiempo para respirar, para no mirar el reloj, para reencontrarse. Porque el verano no es solo descanso. Es también una oportunidad para parar, observar y reconectar. Con uno mismo, con los hijos, con lo que importa de verdad.
Desde Dragon American School te invitamos a vivir este verano como un espacio real de crianza y de cuidado. Sin exigencias absurdas. Sin sentir que hay que hacer planes espectaculares. A veces basta con estar. Con mirar. Con escuchar. Con leer juntos. Con volver a hablar de las cosas que se quedaron a medias durante el curso.
Aquí os dejamos algunas ideas, agrupadas por temas que han sido muy presentes este año. Ojalá os sirvan como inspiración para el verano. O al menos para una tarde. Una conversación. Un paseo.
1. Salud y salud mental: lo primero es sentirse bien
Dormir bien. Comer con calma. Pasear. No hacer nada. Hablar sin prisa. Estas cosas, tan básicas, se nos escapan muchas veces durante el curso. Y sin embargo, son la base de todo lo demás.
A veces no hace falta hacer nada extraordinario. Solo crear las condiciones para que lo bueno pueda aparecer. Un poco más de sueño. Un poco menos de ruido. Un poco más de cuerpo. Un poco menos de obligación.
La salud mental empieza ahí. En cómo se empieza el día. En cómo se termina. En cómo se come. En cómo se escucha.
2. Bullying: lo que no se ve también duele
No hace falta que haya golpes. El bullying a veces se esconde en miradas, en risas, en silencios. En dejar a alguien fuera. En no decir nada cuando habría que haber dicho algo.
Y por eso hablar de bullying en casa es tan importante. Porque lo que se nombra, se puede cuidar. Porque cuando los niños saben qué está mal, y cómo se siente el otro, y qué pueden hacer… cambian cosas.
El silencio nunca protege a quien sufre. Protege a quien agrede.
Y tú puedes ayudar mucho solo con preguntar, con contar historias tuyas, con mirarles a los ojos. A veces, eso es suficiente para que digan algo que llevan tiempo callando.
3. Sexualidad y porno: decir las cosas como son
Sí, hay que hablar del porno. Porque ellos ya lo han visto, o lo van a ver pronto, y lo más probable es que nadie les haya contado antes qué es eso que están viendo. Ni por qué no tiene nada que ver con la vida real.
El porno no es un problema en sí. El problema es que sea lo único que tienen como referencia para entender el deseo, el cuerpo, las relaciones. Y que lo vean sin contexto, sin conversación, sin contraste. Y antes que cualquier experiencia o conversación.
Hablar del cuerpo, del placer, del respeto, del deseo de verdad, no el del espectáculo, es una forma de protección. Pero también de confianza. Es decir: podemos hablar de esto. Sin drama. Sin tabú. Sin culpa.
4. Redes sociales: dopamina, pantallas y compañía
No todo lo que pasa en una pantalla es malo. Pero hay que saber qué hay detrás de cada scroll, de cada vídeo que les atrapa. Las redes están pensadas para eso: para enganchar. Y lo consiguen. Sobre todo en cerebros adolescentes, tan sensibles a la novedad y a la recompensa inmediata.
Y lo triste es que, cuanto más conectados están, más solos se sienten. Porque mirar una pantalla no es estar con alguien. Es estar distraído.
Este verano, propón días sin móvil. No como castigo, sino como respiro. Y estate tú también sin móvil. No se trata de prohibir. Se trata de estar presente.
5. Leer, hablar, escribir: el lenguaje como superpoder
Estamos rodeados de inteligencia artificial, que escribe, que responde, que genera ideas. Pero todo eso funciona a través del lenguaje. Y si no lo manejas bien, no sabes sacarle partido. No sabes dirigirlo. No sabes pensar con él.
Ahora más que nunca, saber leer bien, escribir con sentido, expresarse, entender lo que se dice… es una ventaja enorme.
Y eso se entrena. Leyendo cada día un poco. Escribiendo aunque sea una lista. Hablando, aunque sea sin un objetivo claro.
Y, sobre todo, leyéndoles en voz alta. Aunque sean mayores. Aunque ya sepan leer. Ese momento del día en que les lees una historia con tu voz, tu ritmo, tu presencia, es mucho más que una actividad cultural. Es oxitocina, es apego, es recuerdo. Si todavía quieren que les leas… sigue. No lo dejes nunca.
6. Septiembre como comienzo, no como amenaza
Los últimos días de agosto pueden vivirse con ansiedad. O pueden vivirse con cariño. Con intención. Con alegría incluso.
Preparar el nuevo curso no es solo hacer una lista de material. Es invitarles a mirar con ilusión lo que viene. Elegir un cuaderno bonito. Comprobar que el ordenador funciona. Ajustar la mochila. Comprar algo de ropa de otoño. Pensar juntos qué extraescolares harán. Qué deporte quieren probar este año.
También es momento de volver poco a poco a horarios más razonables. Acostarse antes. Comer en casa. Poner un poco de orden en el espacio personal.
Y sobre todo, hablarles de lo que viene como algo positivo. Reencontrarse con los amigos de siempre. Conocer a otros nuevos. Volver a ver a sus profes y conocer a otros nuevos. Empezar una nueva etapa. Aprender cosas que no saben. Dar un paso más en su madurez.
Septiembre puede ser una bienvenida si se prepara con amor. Una página en blanco llena de posibilidades.
Recursos recomendados
(Por si queréis profundizar o explorar más cosas este verano)
- El sueño es vida – Dr. Gonzalo Pin
- Ansiedad. Cómo acompañar a los y las adolescentes – Iris Pérez-Bonaventura
- Invisible – Eloy Moreno
- Wonder – R.J. Palacio
- Paloma – Jaime Homar
- Bullying at School: What We Know and What We Can Do – Dan Olweus
- Generación Porno – Documental (RTVE, 2023)
- The Social Dilemma – Documental (Netflix)
- Canal de Nayara Malnero – Sexóloga clínica (YouTube, podcast, libros)
- Artículo: Cómo ayudar a los adolescentes a dormir más (Child Mind Institute)
- Artículo: Niños contra niños: el bullying como trastorno emergente









