TikTok no es un juego. Es un riesgo para la salud mental de nuestros adolescentes

Cada generación tiene sus propios desafíos. Pero hay momentos en los que los adultos tenemos la obligación de hablar con claridad. Este es uno de ellos.

 

TikTok, lejos de ser una plataforma neutra o divertida, representa un peligro real y documentado para la salud mental de niños y adolescentes. Como escuela, como familias, como sociedad, no podemos seguir ignorándolo.

No es inocente. Es diseño adictivo

TikTok se basa en un algoritmo extremadamente sofisticado que aprende cada segundo del comportamiento del usuario: cuánto tiempo mira un vídeo, con qué reacciona, qué repite, qué le genera impacto emocional. No busca educar ni entretener. Busca retener.

 

El objetivo no es que los adolescentes aprendan algo, sino que no dejen de mirar. Y cuanto más lo hacen, más atrapados quedan en una espiral de estimulación y dependencia emocional.

 

La emisora pública estadounidense NPR publicó una investigación en la que se demuestra que TikTok conoce desde hace años los efectos adictivos de su algoritmo en adolescentes, y que ha hecho muy poco por mitigarlos, a pesar de que internamente se reconocen sus riesgos.

Efectos documentados: ansiedad, disociación, TCA

Numerosos estudios científicos avalan lo que muchas familias ya intuyen por experiencia directa. Estos son algunos de los datos más relevantes:

 

  • Un estudio de la Universitat Oberta de Catalunya y la Universitat Pompeu Fabra, publicado en Nature Scientific Reports, validó una escala específica para medir la adicción a TikTok en jóvenes universitarios. El uso excesivo se relacionó de forma significativa con síntomas de ansiedad, depresión y disociación emocional.

 

  • La Universidad de California en San Francisco (UCSF) analizó a más de 10 000 niños de entre 11 y 15 años y concluyó que la mayoría usa TikTok a diario, a pesar de las restricciones de edad. Muchos de ellos presentan signos de uso problemático: necesidad de revisar la aplicación constantemente, evasión emocional, interferencia en el rendimiento académico y dificultad para dejar de usarla incluso cuando lo desean.

 

  • Harvard Medical School documentó un fenómeno creciente entre adolescentes: la aparición de tics motores y vocales después de consumir vídeos de personas con síndrome de Tourette en TikTok. Estos síntomas, aunque no tienen origen neurológico, son reales para quienes los sufren y mejoran al reducir la exposición a este tipo de contenido. Se trata de una forma contemporánea de enfermedad sociogénica mediada por pantallas.

 

  • Un estudio publicado en la Revista de Comunicación y Salud demostró que TikTok no solo permite, sino que muchas veces promueve contenido que normaliza los trastornos de la conducta alimentaria, especialmente entre chicas adolescentes. Perfiles que interactúan con vídeos de dietas extremas, control calórico o estética corporal dismórfica reciben más y más contenido en esa línea, reforzando los patrones perjudiciales.

 

  • Amnistía Internacional publicó un informe en el que señala que TikTok puede conducir en pocos minutos a niños y adolescentes hacia espirales de contenido sobre autolesiones, suicidio, trastornos alimentarios, disforias o crisis de identidad, sin filtros eficaces ni sistemas de protección adecuados.

 

Las instituciones actúan, pero el daño ya está ocurriendo

En marzo de 2024, la Fiscalía General del Estado de Nueva York presentó una demanda formal contra TikTok por afectar gravemente la salud mental de los menores. En palabras de la fiscal Letitia James, “TikTok ha utilizado funciones adictivas, oscuras y manipuladoras para enganchar a niños y adolescentes y mantenerlos desplazándose por la app sin parar, lo que ha empeorado las crisis de salud mental juvenil”.

 

Esta acción legal forma parte de una coalición más amplia de estados que han abierto investigaciones o demandas contra la compañía por prácticas lesivas para menores de edad, y se basa en violaciones de las leyes de protección al consumidor y a la infancia (AG NY, 2024; Swissinfo, 2024).

 

Además, se ha abierto una investigación federal en Estados Unidos por la recopilación masiva de datos personales y biométricos de menores, incluidos movimientos faciales y patrones de voz.

TikTok y la destrucción del vínculo humano

Uno de los efectos más invisibles, pero más profundos, es la degradación de la relación humana auténtica. Relacionarse cara a cara siempre ha implicado cierta tensión. Es normal y es evolutivo. El vínculo humano se construye poco a poco, a través de la exposición progresiva a la mirada del otro, la gestión de la incertidumbre, la empatía y el tiempo compartido.

 

Este proceso moviliza nuestro sistema hormonal, regula el cortisol, la oxitocina y la dopamina, y permite que desarrollemos habilidades como la autorregulación emocional y la tolerancia a la frustración. Pero TikTok ofrece un espejismo. Una simulación de conexión sin riesgo, sin roce, sin espera. Un paraíso artificial en el que todo se filtra, se corta, se repite, se edita.

 

El resultado es que muchos adolescentes ya no saben cómo estar con otros y eligen evitar la interacción social real. Sienten ansiedad cuando salen, evitan el contacto directo, se aíslan incluso cuando están acompañados. El uso excesivo de redes como TikTok está amplificando los casos de fobia social, retraimiento afectivo y dificultades para establecer vínculos reales y duraderos.

Qué podemos hacer como familias

La respuesta no es prohibir todo internet. La respuesta es discernir. No todo lo digital es igual. Hay herramientas como la inteligencia artificial aplicada al aprendizaje, que permiten crecer, pensar, crear, y en las que el usuario tiene el control. Pero las redes sociales comerciales basadas en algoritmos opacos no tienen ese propósito. Están diseñadas para manipular, no para educar. Y lo hacen con algoritmos ocultos y no explícitos.

 

TikTok no es un espacio educativo ni sano. Es una plataforma que ha demostrado ser perjudicial, tanto por su diseño como por su impacto.

 

Por eso, desde Dragon American School recomendamos de forma clara y rotunda:

No permitir TikTok en la vida de los adolescentes.

Y además:

 

  • Fomentar el contacto humano real. Que inviten amigos a casa, que vayan a casa de otros, que salgan, que caminen, que se aburran, que rían sin pantallas delante. Que se expongan y gestionen la tesión social.

 

  • Limitar el uso de teléfonos móviles en momentos de socialización, especialmente dentro del hogar.

 

  • Hablar con claridad. Explicar por qué ciertas plataformas son dañinas y por qué es necesario protegerse de ellas.

 

  • Acompañar emocionalmente. Los adolescentes no necesitan pantallas que los distraigan, sino adultos que los escuchen, los sostengan y les enseñen a habitar el mundo con presencia.

 

Fuentes y recursos

 

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